Desde hace unos cinco días estamos todos los españoles viviendo una situación bastante inusual, al tener que permanecer confinados en nuestras casas para reducir la expansión del virus Cobit-19. Este artículo intentará darles información referente al miedo y a su gestión en este momento de elevado estrés e incertidumbre.

Lo que más atemoriza a las personas ante esta situación es la novedad del estímulo y el no tener control de la misma. Estos dos elementos son en sí mismos estímulos muy atemorizantes.

El miedo que surge ante este estímulo desconocido es algo innato en el ser humano que nos ha permitido sobrevivir como especie y evolucionar. Los hombres primitivos vivían en continúa exposición al miedo, era parte de su rutina diaria. Con la evolución, y más en estas sociedades modernas, al miedo se le ha intentado apartar, negándolo y no dándole el verdadero lugar que le corresponde en el ser humano. El desvincularnos o evitar el miedo nos he hecho volvernos vulnerables a la vida cotidiana, ya que hemos transformado la vida en una forma de huir o de protegernos de dicha emoción. Hoy en día los coches tienen que cumplir normativos impensables para una sociedad de hace menos de 30 años, lo que por una parte es positivo porque nos protege y nos hace tener una menor probabilidad de accidentes mortales, por otra parte nos hace cumplir con el objetivo primario de este tiempo de evitar a toda costa el sentir que no se controla la situación.

El tener sentimientos negativos hacia algo se ha convertido en tabú, cuantas personas al estar llorando o sintiéndose triste son excluidas por el resto o por sí mismas (que es la peor de las exclusiones claro esta). La sociedad actual rechaza lo negativo, creando una distorsión mental en la forma de vivir y de estar. Eso genera malestar continuo en las personas, niveles de expectativas inalcanzables, y lo peor una percepción de sí mismo muy inadecuada.

Por todo lo antes expuesto es normal que la inmensa mayoría de las personas estemos consternados ante esta situación. Ahora bien, cuál sería la diferencia entre el comportamiento de un hombre primitivo y el que nosotros en esta sociedad «desarrollada» llevamos a cabo con este problema. Pues la respuesta es bien sencilla, el hombre primitivo se atemorizaría mucho al principio y entraría incluso en pánico, se sentiría con mucho miedo durante las primeras horas, acto seguido buscaría soluciones y se adaptaría rápidamente a la nueva situación que tiene delante de sí, nosotros entraríamos en un estado de pánico continuo intentando por todas los medios mantener la vida que llevábamos antes y vivir así de espaldas a una realidad aplastante, aunque dicha actitud nos haga más débiles e incluso nos cueste la vida. El ejemplo está en cómo la mayoría de las personas nos hemos tomado algo tan importante como es esta pandemia, que de haberse tomado las medidas oportunas a tiempo no estaríamos en esta situación de aislamiento. Aunque la verdad que ahora parece ser que sí están la mayoría de la gente colaborando con el no salir de casa.

Cómo comportase ante una situación tan extrema como esta:

  1. Evitando el aislamiento social: aunque nos digan que no podemos salir sí podemos continuar comunicándonos con el exterior mediante los recursos que tengamos delante, vecinos, familia, compañeros de trabajo, amigos…etc.
  2. Informándonos: la información es de vital importancia en el trabajo del miedo. Esto crea, un problema en determinadas personas que están continuamente enganchadas a las noticias y demás. Estar informado significa dosificar la información, no estar horas y horas delante de la televisión o escuchando la radio. Necesitamos de la información pero de manera dosificada, lo mejor si no se puede controlar es que nos establezcamos unos horarios fijos para informarnos, por ejemplo: de mañana, al mediodía y antes de acostarnos.
  3. Establecer una rutina diaria: en colación a lo anterior de tener una horario para informarse está el hecho de rutinizar nuestra vida para no caer en la desesperación. Esto nos permitirá estar entretenidos y a la vez sentirnos mejor. Da igual los resultados de las tareas que se hagan, ya que la más importante es mantener el tiempo haciendo algo. Dentro de dicha rutina se puede incluir estudio, ejercicio físico, trabajo…etc.
  4. Por último, la discusión cognitiva: para ello es necesario saber bien cuáles son esos pensamientos que tenemos, que no reflejan la realidad actual, sino que son meramente distorsiones. Discutir con ellos utilizando estrategias de racionalización de los mismos.

El pensar de manera realista, adaptativa intentando darle la verdadera importancia a lo sucedido nos hace tomar las riendas de nuestra vida de una manera más humana.

Saludos,

Héctor

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